Algunos reconocen en su fachada la forma orgánica de un árbol, otros en cambio, figuras humanas. Observando la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Mendoza, podemos dar fe de que nos encontramos en presencia de un edificio que constituye un caso paradigmático en el contexto de los años 60 en Argentina.
Ubicada en la ciudad de Mendoza, su importancia se destaca en el medio arquitectónico nacional. Pero también internacional. Fue seleccionada en el año 2015 para la exposición “Latinoamérica en Construcción: Arquitectura de 1955 a 1980” del MoMA en la ciudad de Nueva York.
El proyectista del edificio Enrico Tedeschi fue a su vez su propio comitente, a partir de su rol como decano fundador de la institución. El arquitecto italiano llegó a la Argentina en 1948 y residió en Tucumán hasta 1953, donde se destacó por la realización del plan urbanístico de la Ciudad Universitaria de Tucumán. Desde 1953 hasta 1959 ejerció el rol de docente en la ciudad de Córdoba, en la Universidad Nacional. En 1960 se radicó en Mendoza, donde realizó trabajos como técnico urbanista para la municipalidad, evidenciando su formación histórica, crítica y el estudio del paisaje local, fomentando entre otras cosas el asoleamiento y ventilación, normativas respecto a la arboleda pública y a las visuales urbanas.
El edificio se implanta hacia el fondo de un lote profundo dando lugar a un gran espacio público de ingreso. Se impone por sobre el nivel de la vereda a partir de la diferencia de altura generada por las cotas naturales del sector, lo que le otorga una monumentalidad sin apelar a cambios de escala.
La tecnología utilizada en el proyecto ocupa un lugar preponderante, ya que es la forma adoptada para resolver la totalidad del edificio, abarcando estructura, envolvente, control solar, lenguaje y funcionalidad. La estructura es de carácter prefabricado, pero pensada desde la etapa de pre-figuración, utilizando elementos que previamente se habían diseñado para los tendidos eléctricos de la ciudad, y otros usados únicamente para este edificio.
Se trata de una estructura de hormigón prefabricado que funciona como una cascara externa al edificio resolviendo las envolventes laterales a partir de una modulación regular, con losas perpendiculares que resuelven los cuatro niveles necesarios para talleres.
Deben ser pocos los edificios llevados a cabo con elementos industriales que logran llegar a un acabado de un tenor casi escultórico como éste. Posiblemente esto se deba a la previsión de Tedeschi de diseñar desde un comienzo con los materiales locales que se producían en ese momento. A su vez, es interesante destacar la escasez de piezas con los que se llega a la completitud de la obra.
Funcionalmente las plantas son libres, con los sectores de servicio encolumnados. La simetría que se aprecia tanto en planta como en fachada se rompe por una sencilla escalera solo compuesta por huellas y vigas como sostén lateral.
La estructura como generadora de la forma es un concepto que se destaca en estos años. La obra de Tedeschi se mantiene en uso y se puede considerar como una obra que permite reflexionar sobre la manera de llegar a soluciones eficientes, económicas y que responden al clima, pero también logrando una imagen uniforme y pregnante, relacionada con su entorno y contexto.
Bibliografía:
-ADAGIO, NOEMÍ, (2013), Forma y Tecnología. El edificio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Mendoza (1962, 1964)
-CODINA, LEONARDO. “La estructura como instrumento de una idea”. 1:100 Ediciones